La historia del tenedor

 De diabólico a elegante utensilio



Está bien asentado en la vida cotidiana occidental, pero el tenedor es un instrumento relativamente reciente, muy posterior al cuchillo y a la cuchara. Con él dejó de comerse con los dedos, pero Luis XIV, a comienzos del siglo XVIII, todavía lo rechazaba.


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Sus antecedentes los encontramos en la Antigüedad, pues utensilios parecidos se usaban para cocinar: largos pinchos para asar. En la Edad Media, los hubo también para trinchar al servir la carne. El tenedor para comer se originó en Asia Menor, donde un instrumento de este tipo era considerado en el siglo VIII un símbolo de riqueza y poder, propio de las familias reales en las grandes ocasiones (y después de la aristocracia).

DE DIABÓLICO A ELEGANTE


Se usaba en la corte de Constantinopla en el siglo XI, pues lo traía una princesa bizantina que casó con un dux de Venecia. Lo utilizaba para no tocar la carne con las manos. San Pedro Damián lo calificó de “invento diabólico” y fue tachado de instrumento impío. Su uso se extendió en Italia hacia el siglo XIV, al parecer por su utilidad para la pasta, para emplearse después con la carne. De momento, era solo para la élite: los nobles principales llevaban su propio tenedor y cuchara. A lo largo del siglo XVI, se convirtió en habitual entre los comerciantes y clases altas italianas. Catalina de Médicis, cuando se casó en 1533 con Enrique III, llevó el tenedor a Francia, pero con escaso éxito. En ese siglo comenzó a usarse asimismo en las cortes de Portugal y España, para pasar después a las del norte de Europa.

Persistían las reticencias. Erasmo de Róterdam entendía que lo natural era comer sin utensilios, “con tres dedos”, para lo que también existían normas de corrección. También Lutero lo rechazaba. En 1608, un viajero inglés todavía mostraba su extrañeza por el uso del tenedor, pero en el XVII comenzó a generalizarse entre las clases altas, aún con resistencia entre quienes lo encontraban antinatural y afeminado, como el rey de Francia.




En el siglo XVIII comenzaron a salvarse las barreras sociales y se elaboraron los que se consideraron modales correctos para comer con cubiertos. En Alemania, en ese siglo se adoptó el tenedor curvado, que se generalizaría. Pronto se fabricaron de dos, tres y cuatro puntas. En América apenas estaba difundido cuando se produjo la independencia de Estados Unidos –quizás por el menor peso social de la nobleza–, por lo que su expansión fue posterior. A eso se atribuyen los distintos modales norteamericanos para comer carne: la costumbre de trocearla por entero antes de comerla con el tenedor en la mano derecha vendría de la época en la que solo usaban cuchara y cuchillo. Lo que había sido símbolo de impiedad pasó a representar la civilización. Convertido en el instrumento socialmente correcto para la comida, el tenedor se extendió entre las clases medias y posteriormente entre las populares, a las que llegó ya en el siglo XIX, cuando la producción industrial a gran escala abarató y facilitó su difusión.

El inconveniente de la tendencia a la oxidación y a afectar al sabor de algunos productos –que antes solo se salvaba con los cubiertos de plata, siempre elitistas– desapareció con la invención del acero inoxidable, aplicado a los cubiertos desde los años veinte del pasado siglo.


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Oleh

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