Las siete grandes maravillas de la antiguedad

 Eran contemplados y admirados por su grandiosidad y belleza



Apasionados viajeros, los griegos crearon una lista de siete monumentos que ilustraban la ambición constructiva y artística de la humanidad


Temas: Cultura/Historia/Educación





1. LOS JARDINES DE BABILONIA


DE LAS SIETE MARAVILLAS, la que adquirió un halo más legendario fueron los jardines de Babilonia. Los autores griegos imaginaron que se trataba, literalmente, de «jardines colgantes». Un tratado sobre las Siete Maravillas atribuido a Filón de Bizancio dice: «El llamado Jardín Colgante, con sus plantas por encima de la tierra, crece en el aire. Las raices de los arboles forman un tejado sobre el suelo. Hay columnas de piedra bajo el jardín para sostenerlo y toda la zona bajo el jardín esta llena de las basas talladas de las columnas». En realidad, se cree que el jardín, creado por Nabucodonosor II en el siglo VI a.C., estaba dispuesto sobre terrazas elevadas de piedra, rodeadas por una muralla, en las que el rey ordeno plantar toda clase de arboles frutales que eran regados con un sofisticado sistema de acueductos.


2. EL COLOSO DE RODAS



LA ESTATUA DE HELIOS en el puerto de Rodas, hecha en bronce y que conmemoraba la victoria de los rodios sobre las tropas de Demetrio Poliorcetes, paso a la historia par sus extraordinarias dimensiones. Filón la recordaba de este modo: «Quizá Zeus derramo maravillosas riquezas sobre los rodios precisamente para que pudieran honrar a Helios [el sol] erigiéndole una estatua desde la tierra hasta los cielos ... Poco a poco, el escultor realizo sus sueños ... Creó una obra excepcional en su audacia, ya que puso en el mundo un segundo Helios mirando hacia el primero». Cares de Lindos lo termino hacia el año 280 a.C. Al parecer, no fue la única estatua monumental de la isla; según Plinio, había otras cien grandes esculturas. Hoy se cree que estuvo situado en tierra firme y con las piernas juntas. Un seísmo lo derribo en el año 226 a.C.


3. EL FARO DE ALEJANDRÍA



LA MÁS ÚTIL de las Siete Maravillas fue, sin duda, el Faro de Alejandría. También fue una de las que mâs tiempo se mantuvo en pie. En 1326, el viajero árabe Ibn Battuta vio una de sus caras en ruinas. «Es un edificio cuadrado muy alto, y su puerta está por encima del nivel del suelo. Situado sobre un montículo elevado, está a tres millas de la ciudad, sobre una larga lengua de tierra». Gracias a estas descripciones y a imágenes antiguas se conoce bien la estructura de este edificio, situado en la isla de Faros. Ptolomeo II lo encargó al arquitecto Sostrato de Cnido, y se levantó entre 285 y 247 a.C. Media 134 metros de altura y estaba construido con bloques de mármol ensamblados con plomo. En lo alto, un gran espejo metálico reflejaba -hasta a 50 kilómetros de distancia el sol durante el dia, y la luz de una gran hoguera por la noche.


4. EL ZEUS DE OLIMPIA



SI MESOPOTAMIA tenía los jardines de Babilonia y Egipto las pirámides, la maravilla que representaba a los griegos era la estatua de Zeus en el santuario de Olimpia. Filón de Bizancio escribía: «Mientras solo nos admiramos ante las otras seis maravillas, nos postramos reverentes ante ésta, porque la ejecución de la obra es tan increíble como la imagen de Zeus es sagrada. La obra provoca alabanzas, y la inmortalidad, homenaje». Fidias la concluyó en 432 a.C. Medía 13 metros y estaba situada en la cella, la parte más sagrada del templo. Segûn el geógrafo Pausanias, que escribió en el siglo II a.C: «El dios, hecho de oro y marfil, está sentado en un trono ... En su mano derecha sostiene una Victoria ... En la izquierda se ve un cetro decorado con toda clase de metales preciosos ... Las sandalias también son de oro, lo mismo que sus vestiduras».


5. MAUSOLEO DE HALICARNASO




EL SOBERBIO SEPULCRO que Mausolo, gobernante de la provincia persa de Caria (al sureste de Turquía), erigió en Halicarnaso hacia 350 a.C. fue una de las obras más admiradas del mundo antiguo. El arquitecto romano Vitruvio dice: «El palacio del poderoso rey Mausolo, en Halicarnaso, está totalmente decorado con mármol de Proconesia. Sus murallas son de ladrillo y han mantenido su solidez hasta hoy. Fueron tan finamente bruñidas que al mirarlas se ven traslucidas como el cristal». Otro autor destacaba que «caballos y héroes están representados con el máximo detalle en el mármol más fino». Pudo medir unos 50 metros de altura, y lo decoraban hasta 444 magnificas esculturas y relieves, esculpidos por los mejores artistas del momento. Fue derruido en 1522 para restaurar una fortaleza de los Caballeros de San Juan .


6. EL TEMPLO DE ARTEMISA



CON sus COLUMNAS de mármol de orden jônico, en número de 127, y su altar adornado con espléndidas esculturas de Praxíteles, el Artemision de Éfeso -el templo de Artemisa (la Diana romana)- era un festín para los amantes del arte. Filôn de Bizancio no contenía su entusiasmo: «El templo de Artemisa en Éfeso es la casa única de los dioses. Dondequiera que mires tendrás la sensación de que se ha producido una transmutación, que el mundo celestial de la mortalidad ha descendido a la tierra». Lo financió el rey Creso de Lidia, que encargó su construcción a Quersifronte en 550 a.C. En el año 356 a.C. lo destruyó un incendio provocado por un tal Eróstrato, que, según confesô, actuó así para lograr fama imperecedera. Reconstruido por el arquitecto Dinócrates en 323 a.C., fue arrasado por los godos en el año 263 d.C.


7. LAS PIRÁMIDES DE GIZEH



ÛNICA MARAVILLA que se mantiene en pie, las pirámides eran para griegos y romanos un monumento exótico, ajeno a sus nociones de belleza artística. Lo que les impresionaba eran sus dimensiones y el esfuerzo que debió de suponer su construcción. Filón de Bizancio escribía: «Mientras resulta imposible construir las pirámides de Menfis [hoy dia], es maravilloso describirlas. Son monta­ñas sobre montañas. Todos quedan perplejos ante la fuerza enorme que se requirió para levantar una mole así... Toda la pulida obra está unida tan sin fisuras que parece hecha de una piedra continua. A nuestro asombro se une el placer; a nuestra admiración, el respeto; a su abundancia, el esplendor. Con obras como éstas los hombres suben hasta los dioses,o los dioses descienden hasta los hombres»

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Oleh

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